martes, 29 de septiembre de 2009

Esto cada vez está más feo

Esto cada vez está mas feo,
ay compadre si usted viera lo que veo!!.
Que no es lo mismo el Paseo de la Reforma
que mandar a la reforma de paseo.

Esto cada vez es más moderno,
ay compadre me siento muy enfermo!!,
si Juárez en este momento reviviera
mandaria a la fregada a este gobierno.

Esto cada vez da más tiricia
siempre que me llega una noticia.
Dime y diretes, chismorreos,
que me encaja en el cacumen Televicia.

Esto se está llenando de cactus,
de tratados, de convenios y de pactos.
En Oaxaca, Puebla, Chiapas y Guerrero
ya se sienten como suenan los impactos.

Esto me ha espinado los nopales,
se me llenan de tunas los huacales.
Está vacio el costal de los frijoles
por la culpa de una bola de naguales.

Esto que está pasando mi compadre
se lo dije a mi mujer: no tiene madre.
El país se nos fue con otro dueño,
no tenemos ningun perro que nos ladre.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Villa sí conquistó Columbus. ¡¡¡Viva México!!!! ¡¡¡Mueran los gringos!!!



La División del Norte estaba en su mejor momento. Éramos tres mil. O quizá cuatro mil, o cinco mil, porque nunca nos habíamos contado bien, pero más o menos por ahí andaba la cantidad. En cualquier pueblo o pueblucho que pisábamos, siempre había un montón, o un montoncito, de gente que se nos quería unir. Hombres, mujeres, y hasta algunos chavalos, no faltaban los chavalos. Por eso, porque se sabía jefe de un enorme ejército —de lo más variado, por lo demás—, desde fines de enero, Villa planeó la invasión a Estados Unidos por el rumbo de Ojinaga, pero era tanta la gente que todavía se nos quería unir al proyecto, que prefirió posponerlo un par de meses. Mientras más fuera el montón de guerrilleros mexicanos que se metiera a Estados Unidos, mejor, ¿no? Por eso luego, ya que éramos un titipuchal, fue en Palomas, pequeña ciudad fronteriza a unos cuantos kilómetros de Columbus, donde Villa nos hizo saber su decisión.

Esa tarde del 8 de marzo de aquel 1916, nos habló como yo no lo había oído, con una inspiración que le quebraba la voz y lo obligaba a detenerse a cada momento por la cantidad de lágrimas que derramaba. Nos juntó en la falda de un monte, y él se puso en el lugar más alto para que todos lo oyéramos bien y no nos quedara lugar a dudas de lo que decía. El sol pareció también pasmarse en lo alto y se levantó una brisa que puso a chasquear los huizaches y las nopaleras.

Muchachos, ora sí llegó el mero momento bueno en que se decidirá el futuro de nuestra amada patria, y a ustedes y a mí nos tocó la suerte de jugarlo. ¡Vamos pues a jugarlo valientemente! Ya aquí, ni modo de rajarnos. Nuestro resto a una carta, como los hombres que traen bien fajados los pantalones para apostar. O lo ganamos todo o lo perdemos todo, total. En esta frontera de Palomas está la raya mágica que nos separa de la gloria o de la perdición. Estamos muy cansados, lo sé, por eso no podemos esperar más, ni un segundo más. Son muchos años de pelear desde que nos levantamos contra don Porfirio. Luego, ya ven, peleamos contra los colorados de Orozco, contra los pelones de Huerta, contra los carranclanes de Carranza. Hoy nos toca partirles su madre a los gringos, ni modo. Hemos peleado contra todo y contra todos, pero siempre por el mismo ideal, nuestro ideal no ha cambiado para nada. Es la causa del pueblo, la que obligó a don Francisco Madero a levantarse en armas contra la tiranía. Quiero decirles que Madero es el hombre al que yo más he querido y respetado, por el que me inicié en este asunto de la guerra, y por quien aún sigo aquí. Por eso su foto me acompaña a todos lados, en las buenas y en las malas —y de un bolsillo de la casaca, del lado del corazón, Villa sacó una foto de Madero y la puso en alto—. Mírenla. Aquí la pueden ustedes ver. Esta foto la veo yo a cada rato y se me llenan los ojos de lágrimas y se me quitan los temores que a todos nos dan. Me digo: si él dio su vida que valía tanto, ¿por qué no yo la mía que apenas si vale? Y veo la foto y me entran las ganas de luchar por los ideales que nos dejó y de acabar hasta la extinción total de sus asesinos. Asesinos que, hoy lo sabemos, están acá —y señaló hacia tierra mexicana—, pero también, y sobre todo, están allá —y señaló hacia tierra norteamericana—. Fueron los gringos quienes nos quitaron la mitad de nuestro territorio, que hoy tanto necesitaríamos, y quienes utilizaron al traidor de Victoriano Huerta para derrocar a nuestro salvador, el presidente Madero. Así como hoy utilizan al traidor de Carranza para apoderarse del país y robarse los mejores frutos de nuestra tierra. Esos mismos gringos ladrones que pretenden manejar nuestros gobiernos a su antojo, quitar y poner autoridades como se les pega la gana y según lo dictan sus intereses económicos y políticos. Hablan de democracia, ya ustedes los han oído, pero a nosotros nos tratan como animales si llegamos a trabajar a sus tierras. Animales, bestias de carga, esclavos que sólo responden al chasquido del látigo, eso somos para ellos. O nos utilizan o nos roban o nos rocían con gasolina y luego nos prenden fuego, como acaba de suceder hace unos meses con cuarenta mexicanos que intentaban cruzar legalmente el puente del Río Bravo. ¡Cuarenta mexicanos quemados vivos por los gringos! Ahora ya andan otra vez con querernos invadir porque dizque nosotros mismos no sabemos gobernarnos, y cómo vamos a saberlo con un traidor como Carranza en la presidencia, pero no lo van a lograr porque nosotros nos les vamos a adelantar. Hoy entramos a Columbus, les partimos su madre y seguimos de frente, para que vean que no les tenemos miedo y de lo que somos capaces. Porque enseguida va a venir la verdadera guerra con ellos, apenas llegue a acompañarnos el señor Emiliano Zapata con todas sus tropas, él mismo me ha asegurado que ya no tarda. No vamos a parar hasta vengar tanta ofensa como nos han hecho los gringos, hijos de su chingada madre, a lo largo de la historia. Entonces, ya que recuperemos el rico territorio perdido y los tengamos dominados, habrá paz y progreso en México y nuestros hijos heredarán una tierra amplia, libre y digna.

Tuvo que interrumpirse porque las lágrimas ya no lo dejaron continuar, y quizá fueron esas lágrimas las que terminaron de inflamar nuestro ánimo para levantar al unísono nuestras armas:
—¡Viva Villa! ¡Viva el presidente Madero! ¡Viva México! ¡Mueran los gringos!
Nuestro éxito fue que nadie en Columbus, ni en ninguna otra parte de México o de Estados Unidos, podía tomar en serio nuestra intención. En aquel tiempo, casi todos los días aparecían notas en los periódicos de una posible invasión norteamericana a México, pero de México a Estados Unidos, ¿cuándo?
Desde que, cabalgando dentro del mayor silencio posible, cruzamos la frontera, nos adentramos en territorio norteamericano, y vimos el tenue resplandor de la ciudad a lo lejos, yo sentí que me adentraba en el pasillo de un sueño —no se me quitó la sensación de irrealidad en ningún momento—, que estaba viviendo un privilegio único que, quizá, muy pocos mexicanos volverían a vivir. Y, bueno, habría que revisar nuestra historia de entonces para acá.
Por ahí se veían encendidos unos cuantos faroles en las esquinas y en la estación de ferrocarril. Ladridos intermitentes de perros. La ciudad de Columbus es muy pequeña y en forma de chorizo —con todos sus edificios importantes en la misma avenida, la Bondary—, así que la estrategia era, literalmente, barrerla, destruyendo todo cuanto encontráramos a nuestro paso. Saquear el banco y una tienda llamada Lemon and Payne, muy bien surtida y, sobre todo, detenerse en el hotel Commercial para pedirle cuentas a un tal Samuel Ravel, quien le debía a Villa unos rifles Springfield que ya le había pagado.

Entramos exactamente al cuarto para la seis de la mañana, con el primer sol que despuntaba, lo sé porque uno de los tiros que disparamos le dio al reloj de la aduana, deteniendo su funcionamiento, lo vi clarito.
De un lado de esa calle principal, apenas a la entrada, estaba el cuartel con sus cerca de mil soldados todavía dormidos: se levantarían quince minutos después de que nos les echamos encima (Villa lo previó todo): el XIII Regimiento de Caballería de Estados Unidos, al mando del general Herbert Slocum. Del otro lado de la calle estaban los establos. ¡Cuidado, no se vayan a confundir, nos advirtió Villa! Luego nos dijo: al primer disparo que suelte yo, todos al galope, al grito de “¡Viva México­! ¡Mueran los gringos!”, y a acabar con ellos, muchachitos.
El momento en que Villa soltó ese primer disparo al aire, hincamos las espuelas al tiempo que gritábamos: “¡Viva México! ¡Mueran los gringos!”, con el corazón enloquecido afuera del pecho y la sensación de que violábamos lo prohibido, que nos metíamos a donde nunca nadie, en esa forma, se había metido. Y, bueno, pasara lo que pasara, ¿quién nos quitaba esa emoción?
Hicimos una matazón tremebunda en el cuartel. Yo me despaché a dos o tres soldados gringos que apenas se levantaban medio encuerados de sus literas, con caras de asombro. ¿Cómo podían suponer los pobres pendejos que estaban muriendo porque los mexicanos habían invadido su país? Una vez que los acabamos, nos seguimos hacia el pueblo, a buscar otros sitios que atacar, ¿qué otra cosa podíamos hacer si ya nos sentíamos dueños del lugar? Yo por eso me seguí de filo, a todo galope, dentro de la galería de rostros convulsos que salían de las casas asaltadas, tropezándose, con niños en brazos o levantando las manos en señal de rendición, corriendo hacia todos lados como hormigas espantadas.

Entonces me di cuenta de un grave error cometido por algunos de mis compañeros: prenderle fuego a la tienda Lemon and Payne, atiborrada de artículos inflamables, lo que iluminó en forma esplendorosa la calle por la que andábamos con nuestro relajo. Y no es lo mismo echar ese relajo —pegar de gritos, tirar balazos al aire, acribillar los vidrios de las ventanas, dar vueltas como trompo en el caballo, tronarse a quien encuentra uno en el camino—, que organizar un verdadero ataque con las armas y los hombres en los puestos adecuados: exactamente lo que hizo el resto de los soldados norteamericanos que habían sobrevivido a nuestro ataque, y que todavía eran un montón: atacaban con una furia desatada, como si de pronto se hubieran dado cuenta de que, carajo, estaban siendo invadidos por pinches mexicanos.
Villa reaccionó enseguida y reordenó sus filas. Además, acabó de intimidarlos con una estrategia muy suya: cerrar pinzas. Ya con el día encima, vimos llegar un verdadero huracán de caballos. No parecían seres vivos sino fantasmales. Miles de caballos de la División del Norte envueltos en nubes de polvo y en un sol radiante, recién nacido que, parecía, también llevaban consigo. Todos con el mismo grito, que revoloteaba en lo alto y agitaba las ramas de los árboles: “¡Viva Villa, mueran los gringos!”.
Al grueso de la columna villista la protegían guardaflancos móviles que se desplazaban a saltos y eran los que más daño hacían al toparse con el enemigo porque les llegaban por todos lados.
Luego me enteré de que algunos villistas acostumbraban lazar ramas de mezquite y las arrastraban a cabeza de silla, con el objeto de levantar más polvo. Doscientos o trescientos hombres, con sus ramas a cabeza de silla, daban la impresión de ser muchos más, el doble o el triple, por la polvareda que levantaban. Algo muy teatral, pero efectivo. Como predijo Villa desde su discurso inicial: le partimos toditita su madre al XIII Regimiento de Caballería de Estados Unidos.

Antes del mediodía, ya con la ciudad conquistada, Villa nos reunió en la plaza central de Columbus y subido en el quiosco nos arengó:
—¡Ahora sí, muchachitos, ya encarrerados vámonos al norte, rumbo a Washington!
Toda la División del Norte respondió con un solo grito atronador:
—¡Viva México, mueran los gringos

jueves, 10 de septiembre de 2009

Carta de Lydia Cacho a secuestradores

Lydia Cacho (actualmente amenazada de muerte, estamos contigo)

Cada vez que uno de ustedes asesina a una persona, se hace más pequeño ante sí mismo y ante los demás. No, no son grandes, ni valientes, ni fuertes ni malos profesionales. Su vida carece de sentido y por eso consideran que secuestrar, torturar y cobrar por ello les hace grandes y poderosos. El poder que tienen en realidad es minúsculo, no depende tanto de ustedes como de la incapacidad, ignorancia y debilidad de quien debiera ser su adversario: las autoridades mexicanas.

Ustedes son un puñado regado por todo el país; hay millones de hombres y mujeres que no les temen, que no se arrepienten, que no se venden ni venden a sus familiares a cambio de que ustedes les perdonen, magnánimamente, la vida.

El dinero tampoco los hace mejores; ni sus camionetas y autos de lujo, ni las armas de alto calibre, ni la mirada ruda que finge no sentir nada, porque ustedes, la mayoría deben beber o drogarse para soportar la vida. Duermen con miedo aunque lo nieguen, miedo de la traición de su pareja, de sus compas, de sus cómplices policiacos. Este país, México no es tan suyo como imaginan, aunque vean en los periódicos las portadas con sus fechorías, y celebren a escondidas que otro medio les dio ocho columnas, que la tele los hace cada vez más malos ante la mirada de la sociedad; es un espejismo, cada vez que matan a alguien, ustedes empequeñecen.

Hace una semana una mujer murió en manos de un secuestrador que debió suicidarse sin saber qué hacer. Antier, asesinaron a Benjamín Le Barón, pero su comunidad no está asustada, está indignada y les rebasa en número y en fuerza moral. Ustedes cuentan con la cobardía y avaricia de algunos gobernadores, procuradores y jueces, eso está claro. Sin embargo no crean todo lo que ven, todo lo que leen. Este país no vivirá secuestrado por el miedo. Cada vez hay más gente que les señala, que les reconoce, que logrará, como hizo Benjamín Le Baron, que otra veintena pague por sus delitos. Ustedes, en realidad, son poca cosa, su camino es el equivocado, y este país aun es nuestro. www.lydiacacho.net

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Que es ser un comunista? Del libro "Camilo, señor de la vanguardia" de William Gálvez


Para ser comunista hay que tener un profundo sentimiento patriótico;

Para ser comunista hay que querer, respetar y defender al pueblo;

Para ser comunista hay que tener una actitud resuelta frente a las injusticias, frente a la explotacion y frente al imperialismo;

Para ser comunista hay que poseer calidad humana, sencillez y modestia;

Para ser comunista hay que ejercer la responsabilidad en el cumplimiento del deber;

Para ser comunista hay que estar dispuesto a pelear, y a morir si es preciso, por la causa de la Revolución;

Para ser comunista hay que tener un profundo sentimiento internacionalista!!!!!!!!!!!!!!!!

Y todo eso, era Camilo Cienfuegos.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Iva en alimentos y medicinas la solucion para Calderón, al igual que desaparicion de algunas Secretarias de Estado. "No la chifles que es cantada".

México D.F a 3 de septiembre (apro).- Aun cuando la mayoría priista en la Cámara de Diputados ha hecho patente su total rechazo al IVA en alimentos y medicinas, el Presidente Felipe Calderón pidió a los legisladores no desechar esta alternativa para fortalecer los ingresos del Gobierno Federal.

A su vez, estimó como "muy probable" la desaparición de algunas secretarías de Estado para aumentar el ahorro gubernamental.
En una de sus primeras entrevistas radiofónicas con motivo de su Tercer Informe de Gobierno, el mandatario demandó a los partidos priorizar los cambios de fondo que necesita México sobre los cálculos electorales.

Al responder a una de las preguntas hechas por el conductor del noticiero Imagen Informativa, Pedro Ferriz, el jefe del Ejecutivo enfatizó lo siguiente:

"Tenemos que explorar todas las alternativas, incluyendo las que sean políticamente más complejas. No hay alternativa, no tenemos recursos, tenemos que analizar todas incluyendo las de consumo y las de ingreso, porque la situación es verdaderamente preocupante", aseveró.

Un día antes, durante la ceremonia en Palacio Nacional, Felipe Calderón llamó a tender puentes de entendimiento y formar una alianza para emprender cambios profundos en México.

Ante unas 2 mil personas reunidas en Palacio Nacional, Calderón comentó entonces que los retos que enfrenta el país –como la pobreza extrema y las secuelas de la crisis internacional– obligan a redefinir las prioridades y el ritmo de los cambios.

En ese ánimo de construir una gran alianza, añadió: "Y no pienso ni provocar ni convocar a la división del país, por el contrario, convoco a la unidad para transformar a México en el país que queremos; convoco a que cada una y cada uno de nosotros ponga lo que tenga que poner para que las cosas cambien".

Unas cuantas horas más tarde, en una de sus primeras entrevistas radiofónicas matutinas, el mandatario puso sobre la mesa el analizar la viabilidad del IVA en alimentos y bebidas como alternativa para fortalecer los ingresos del Gobierno, medida que choca con la agenda del PRI y, también con la izquierda agrupada en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT).

Para Calderón la solución para las familias más pobres estará en encontrar una fórmula que permita canalizar ayudas directas a esos hogares y, al mismo tiempo, neutralizar cualquier medida fiscal que pudiera afectarlos. (Osea si pero no) (O, les quito de aqui, y disque les pongo de por aca)

"Estamos en tiempos de crisis. Eso es lo que se escucha en todo momento y es actualmente la explicación perfecta que justifica a la incapacidad y a la ignorancia. Seria bueno que, desaparecidas las Secretarias que no sirven (que a mi juicio son las personas que las administran), de una vez que desaparezca el Ejecutivo, asi nos ahorramos una lana, y el pais va a empezar a caminar hacia adelante"


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Niños mexicanos, sin educación, salud ni seguridad: OCDE

MÉXICO D.F., 2 de septiembre (apro).- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) exhibió hoy otra de las debilidades, del gobierno del presidente Felipe Calderón, la más grave de todas, quizás: la deficiente atención que presta al sector más vulnerable de la población: los niños, el futuro de México.

En su estudio Hacer lo mejor por los niños, Simon Chapple y Dominic Richardson evaluaron los indicadores de bienestar infantil que privan en México y concluyeron que cientos de miles de niños viven en la pobreza, que reciben una educación deficiente, que carecen de una buena atención médica y sanitaria y que están expuestos a situaciones de alto riesgo, como embarazos adolescentes, drogadicción, tabaquismo y alcoholismo.

Los autores del informe analizaron seis ejes fundamentales para su definición de bienestar infantil: bienestar material, vivienda y entorno, bienestar educativo, salud y seguridad, conductas riesgos y calidad de vida escolar.

En cinco de estos ejes, México ocupa los últimos sitios, salvo en el de calidad de vida escolar, donde las autoridades no tienen ningún registro.

Así, por ejemplo, en los rubros de bienestar material, que comprende las condiciones necesarias para un desarrollo digno y decoroso para el crecimiento del niño, y de bienestar educativo, México ocupa el penúltimo sitio, apenas por encima de los datos para Turquía.

"Los niños en México crecen en familias con ingresos medios muy bajos en comparación con otros países de la OCDE", dice el sumario.

Según las investigación, el ingreso promedio para cada menor de edad en México, en dólares paritarios, fue de cinco mil 300 dólares anuales, apenas un 27.6% del promedio de la organización, y un 15.5% del ingreso para el país más rico, Luxemburgo.

Sólo Turquía (24.6%) tiene más niños pobres que México (22.2%), pero ambos están lejos del promedio de la OCDE, 12.4%.

Además, la preparación para el futuro se ve precaria: Ningún otro país de la lista tiene tantas carencias en términos de lo que el informe llama necesidades escolares básicas.

El informe PISA, en el que se basa este rubro, mide el parámetro a partir de la posesión de ocho elementos: una mesa para estudiar, un lugar tranquilo para trabajar, una computadora, software educativo, una conexión a internet, una calculadora, un diccionario y libros de texto.

¿Cuántos niños tienen menos de cuatro de estas posesiones? La media de la OCDE es 35 de cada mil. Turquía, 136 de cada mil. México, 137 de cada mil. Los demás países tienen 61 o menos.

Durante la presentación del estudio, José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, advirtió que si bien la crisis presiona para que se gaste menos, si se reduce el gasto en educación y salud para los niños luego habrá importantes costos para la sociedad.

"En el caso de los niños desfavorecidos, es particularmente esencial intervenir desde la más tierna infancia, momento en que se construye el futuro, para ayudar a romper el ciclo familiar de la pobreza y la exclusión", dijo.

Tampoco en los indicadores de salud destaca México por su calidad. Por ejemplo, el reporte señala que "la mortalidad infantil es baja o extremadamente baja en la mayoría de los países de la OCDE... México y Turquía están fuera de escala y tuvieron tasas de mortalidad infantil sustancialmente más altas que otros países de la OCDE".

¿Qué significa sustancialmente más altas? El antepenúltimo país con el peor dato en este indicador fue la Republica Eslovaca, con 7.2 muertes por mil. De ahí los indicadores saltan hasta 18.8 muertes por cada mil para México, sólo por encima de las 23.6 muertes por cada mil para Turquía.

"Tal vez conectado a estas cifras está el hecho de que la mayor tasa de madres adolescentes también se encuentra en México, registrándose alrededor de un hijo nacido por cada 15 niñas de 15-19 años de edad", apunta el informe.

Y es que uno de los indicadores más serios se relaciona con las tasas de fertilidad adolescente por cada mil mujeres de 15 a 19 años. En este renglón el país líder es Japón, con 3.7. El promedio de la OCDE es 15.5. Turquía tiene 39.7 madres adolescentes por cada mil, Estados Unidos, 49.8, y México, 65.8 nacimientos a madres adolescentes por cada mil mujeres de 15 a 19 años.

O sea que en este asunto México tiene una tasa casi 18 veces mayor que la de Japón y más de cuatro veces la media de la OCDE.

De acuerdo con el informe Hacer lo mejor por los niños, en general que todos los países de la OCDE deberían invertir más en los niños de hasta seis años de edad si quieren atacar el problema de la desigualdad social.

Según el documento, los primeros lugares en el área de bienestar de desarrollo los ocupan, en este orden, Noruega, Dinamarca, Luxemburgo, Finlandia, Austria, Suecia, Suiza, Islandia, Países Bajos y Francia.

En educación de calidad, los puestos de privilegio los ocupan Finlandia, Corea, Canadá, Países Bajos, Irlanda, Dinamarca, Polonia, Suecia y Suiza.

Y en lo único en que salió México bien calificado es en cuanto a cobertura de vacunación infantil oportuna, ocupando entre los países de la OCDE el séptimo lugar contra el sarampión y el sexto en vacunación contra la tosferina.